El cuerpo humano contiene y puede proporcionar más información de la que se cree: el color de la piel, el movimiento de los ojos o la tonalidad de la lengua pueden llegar a ser indicativos para determinar el estado de salud de una persona. Existe un método sencillo mediante el cual se puede establecer un ‘diálogo’ directo con el cuerpo para que él mismo diga su problemática y obtener una información exacta de aquellos desequilibrios que nuestro organismo, en un momento determinado puede presentar debido a una serie de diferentes circunstancias físicas, emocionales, mentales o energéticos.
Esta herramienta engloba diferentes técnicas terapéuticas que favorecen la recuperación del organismo.